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Las autoras de la investigación de la CEU UCH de Elche

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La investigación, publicada en la revista «Enfermería Intensiva», identifica los principales factores que aumentan el riesgo de infección en pacientes ingresados en UCI con catéter venoso central

El tratamiento con fármacos inmunosupresores y la inserción de múltiples catéteres son los dos principales factores que incrementan el riesgo de bacteriemia asociada a catéter venoso central (BACVC) en pacientes críticos. Así lo concluye un estudio realizado por el Grupo de Investigación en Farmacia y Nutrición Clínica del Departamento de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Ciencias de la Salud-Centro de Elche (Universidad CEU Cardenal Herrera), en colaboración con el Hospital General Universitario Doctor Balmis de Alicante. La investigación se ha publicado en la revista científica «Enfermería Intensiva».

Las infecciones asociadas a dispositivos intravasculares continúan siendo uno de los retos más importantes en las unidades de cuidados intensivos (UCI). En concreto, la bacteriemia asociada al catéter venoso central (BACVC) representa una de las infecciones nosocomiales más frecuentes y con mayor impacto en la evolución clínica de los pacientes críticos.

Una investigación desarrollada por el Grupo de Investigación en Farmacia y Nutrición Clínica de la Universidad CEU Cardenal Herrera, junto con profesionales del Hospital General Universitario Doctor Balmis de Alicante, ha puesto el foco en los factores que condicionan la aparición de esta complicación. El trabajo ha analizado durante todo el año 2022 los casos de 466 pacientes ingresados en UCI con catéter venoso central, y sus resultados permiten afinar las estrategias de prevención.

Uso de inmunodepresores

El estudio ha demostrado que la administración de fármacos inmunosupresores y el número de catéteres insertados por paciente son los principales factores que aumentan el riesgo de bacteriemia. En concreto, el uso de inmunosupresores como la dexametasona y la prednisona multiplica significativamente la probabilidad de desarrollar esta infección. A su vez, cada catéter adicional incrementa el riesgo, una relación que ha quedado respaldada por los modelos de análisis estadístico aplicados por el equipo.

El estudio ha sido realizado por las investigadoras Esther Mancheño-Maciá, Beatriz Muñoz-Sánchez, Inés González-Sánchez, Vanesa Escudero-Ortiz y Marina Leal-Clavel, todas integrantes del Grupo de Investigación en Farmacia y Nutrición Clínica del CEU UCH. Inés González-Sánchez, además, forma parte del equipo sanitario del Hospital Doctor Balmis, centro donde se ha desarrollado el trabajo de campo.

El diseño fue observacional y retrospectivo, con análisis de variables clínicas, sociodemográficas y específicas del manejo del catéter. También se tuvieron en cuenta las escalas APACHE-II y q-SOFA, utilizadas habitualmente para estimar la gravedad clínica en pacientes críticos.

 Reducir el riesgo de bacteriemia

Judit García y Javier Muntó, estudiantes de tercer curso del Grado en Odontología, Las conclusiones de esta investigación ofrecen herramientas prácticas para reducir el riesgo de bacteriemia en entornos hospitalarios. Entre las recomendaciones, se destaca la necesidad de valorar cuidadosamente la indicación de inmunosupresores, especialmente en pacientes COVID-19, que han recibido estos tratamientos de forma frecuente en los últimos años.

Además, se subraya la conveniencia de optar, siempre que sea posible, por catéteres centrales de inserción periférica (PICC), que se asocian a menor incidencia de infección, así como limitar el número de dispositivos insertados por paciente. Estas decisiones pueden tener un impacto directo en la evolución clínica, especialmente en contextos de alta presión asistencial.

Aunque el diagnóstico de SARS-CoV-2 no se asocia directamente con una mayor probabilidad de sufrir bacteriemia, los autores del estudio subrayan que los tratamientos inmunosupresores pautados en este grupo de pacientes sí constituyen un factor de riesgo. Este matiz es especialmente relevante para futuras actualizaciones de protocolos en UCI, en un escenario clínico en el que los pacientes con COVID-19 siguen ingresando con cierta frecuencia.

Los hallazgos, según las integrantes del equipo investigador del CEU UCH, contribuyen a mejorar la prevención de complicaciones infecciosas en pacientes críticos, y ponen en evidencia la importancia de revisar el uso de inmunosupresores y optimizar la gestión de catéteres. “El estudio refuerza la utilidad del programa «Bacteriemia Zero» y aporta nuevos datos para su actualización y adaptación a contextos post-pandémicos. Y es que este trabajo se enmarca en la línea de investigación del CEU orientada a reforzar la seguridad del paciente desde un enfoque basado en la evidencia científica”.

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