El profesor del Departamento de Agroquímica y Medio Ambiente de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) Ignacio Meléndez Pastor lidera un proyecto de investigación que revela la influencia del Palmeral de Elche en la regulación de la temperatura urbana, especialmente durante eventos de olas de calor.
Según el artículo, publicado en la revista Remote Sensing Applications: Society and Environment, el efecto de atenuación de la temperatura se observa hasta un kilómetro desde su perímetro, alzando esta reducción de temperatura un promedio anual de más de 3ºC.
El investigador de la UMH y autor del artículo Ignacio Meléndez Pastor añade que “además, al ser capaz de emplearse para su riego aguas con elevada salinidad como las del río Vinalopó, su mantenimiento es más sostenible ambientalmente respecto de zonas verdes de nueva creación”.
El estudio está financiado por el Vicerrectorado de Investigación y Transferencia de la UMH y destaca la necesidad de conservar o regenerar los agroecosistemas tradicionales por los numerosos servicios ecosistémicos que proporcionan y que, por su adaptación durante siglos a las condiciones ambientales de la zona, pueden requerir menores consumos de agua, lo que es un aspecto crítico en zonas con grave estrés hídrico como el sureste peninsular.
El artículo demuestra la importancia del palmeral tradicional en la atenuación de la temperatura urbana, con los consiguientes beneficios socioeconómicos y ambientales que ello implica. El Palmeral de Elche es considerado un agroecosistema histórico, en el que su tradicional estructura en cuadrícula, en la que se combinan hileras de palmeras con cultivos intercalados y un sistema de regadío superficial que ha aprovechado las aguas del río Vinalopó y que perdura en la actualidad.
Este Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO ha sido objeto de numerosos estudios culturales y ambientales, pero no se habían realizado estudios exhaustivos sobre su capacidad para minimizar la isla de calor urbana (UHI- Urban Heat Island). Estas islas de calor se originan como resultado del proceso de urbanización y actividades antrópicas desarrolladas en las ciudades (movilidad, climatización, etc.), alterando el microclima urbano al ser superiores las temperaturas dentro de la ciudad respecto del entorno rural.